El ciclista neuquino Miguel Messineo nuevamente ganó el Mundial en Estados Unidos

Miguel Ángel Messineo obtuvo su tercera copa en el Mundial de Ciclismo, competencia que se realizó en Nueva York el fin de semana pasado, tras recorrer 160 kilómetros por un territorio de subidas y bajadas, y soportar la lluvia y el frío. «Mi cuerpo decía paremos y mi mente decía dale. Y yo le hago caso a mi mente, soy porfiado», contó el deportista neuquino de 80 años.

La competencia de larga distancia le demandó a Messineo un tiempo neto de 5 horas con 57 minutos, y como todos los competidores de todas las categorías corren juntos, al llegar a la meta no sabía aún si había logrado el podio. Fue después de que su equipo de apoyo preguntara a los organizadores que se enteró que había salido 1°.

Para llegar en forma hasta este Mundial, Messineo realizó durante varios meses unas seis horas de deporte por día. Practicaba ciclismo, pero también ejercicios de musculación y natación. Su nutrición no era al azar, sino que cada alimento que ponía en su plato estaba pensado estrictamente para completar un 40% de proteínas, 30% de hidratos de carbono y 30% de grasas buenas.

«El día anterior a la carrera llovió toda la noche y largamos sobre el puente colgante George Washington. Hacia mucho frio, se largó igual, pero el camino estaba mojado, los primeros kilómetros fueron muy duros, muchas subidas y bajadas porque vas serpenteando el río Hudson», contó a LMNeuquén el neuquino, aún desde tierras norteamericanas. A ello se le sumaba el intenso frío.

Algunos desafíos

El primer escollo que tuvo este deportista fue el desperfecto de la computadora que utiliza para medir sus pulsaciones y ritmo cardíaco. Como compitió con una bicicleta alquilada, y los días anteriores de la carrera fueron de lluvia, no alcanzó a probarla demasiado. Y fue recién cuando largó la carrera que se dio cuenta que su computadora no encendía. «No tuve el instrumental, solo me manejaba por mis sensaciones», contó.

«Cuando me sentía muy agobiado iba haciendo meditación, bajando el ritmo. Lo fui manejando así ya que no tenía mi habitual monitor que me marcaba esos números. Cuando veía que iba bien le metía más ritmo», describió Messineo, quien además calificó al recorrido de «rompe piernas y revienta pulmones». «No te da chances de ir ni un rato por lo llano», aseguró.

Durante las largas horas de la carrera, el neuquino pudo intercambiar algunas palabras con otros deportistas y habló con dos guatemaltecos, quienes en una de las subidas prefirieron seguir la carrera caminando, decisión que el neuquino no acompañó porque contó que más allá de la dificultad del ascenso, después era casi imposible retomar la marcha.

Si bien no hubo tiempo de observar mucho el camino recorrido, pudo ver que eran barrios de casas bajas con muchos jardines y lo que más le venía a su mente en los tramos difíciles era la imagen de su familia y sus amigos agitando para que tenga toda la fuerza.

«Yo sabía lo que se venía, me venia reservando un poco de piernas porque era duro. Iba muy concentrado y respiraba hondo. Me concentré en mis cuádriceps que parecían que iban a explotar, pero estaban preparados, ellos sabían», contó con alegría.

Agradecido

La lista de agradecimientos de este deportista tras salir primero en el Mundial de Ciclismo de Estados Unidos comienza por su esposa, hija y nieta y sigue por todos los integrantes del Club Alta barda, su kinesiólogo Diego Alcalde, su traumatólogo Diego Gervaci, su médico clínico y compañero de entrenamiento Alberto «Chita» López y el grupo de ciclistas de los tres puentes.

«Todos me apoyaron y aquí estoy con mi familia que es mi equipo. Ellos me cargan las pilas, mis amigos me comprometen a dar siempre lo mejor, cuando voy en crisis pienso en ellos, y siempre aparecen las fuerzas», agradeció.

Si bien antes de viajar Messineo prometió a su familia que este sería su último mundial, en una competencia anterior en Chile ganó la inscripción de una carrera que se disputará en unos meses en los Alpes franceses, y quizás sí aparece el apoyo económico d

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